viernes, 28 de agosto de 2009

El loco cuerdo

Atenas y Megara se disputaron la posesión de la isla de Salamina durante años. Los atenienses, desanimados por los fracasos y la duración de la guerra, prohibieron continuar la contienda. El estratega Solón se sintió ofendido por esta ignominia y se negó a acabar el decreto. Fingió haber perdido la razón y procuró que la noticia se extendiera por la ciudad. Un día se presentó en la plaza con un gorro en la cabeza, algo que sólo hacian los enfermos. Cuando reunió un corro de curiosos, comenzó a cantar un largo poema sobre la afrenta que suponía el abandono de Salamina. El decreto no prohibía la poesía, así que Solón pudo entusiasmar al pueblo, que le dió el mando de las tropas. Poco después, Atenas expulsó de la isla a los megarenses.

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