sábado, 29 de agosto de 2009

La Guerra de Troya: ¡vaya trola!

La verdad es que el asunto tiene su miga: ¿de verdad existió alguna vez un caballito de madera del que salieron guerreros con noctunidad?, ¿qué hacían unos tipos armados hasta los dientes en las tripas falsas de un caballo falso?. Y exactamente, ¿por donde salieron?. Hubo un principe troyano, eso sí, que se encaprichó de Helena, toda una moza griega que levantaba pasiones entre los antiguos. Que estuviera casada con el rey Menelao de Esparta no fue obstáculo para el troyano, quien recordó aquello tan viejo de " o mía o de nadie" y decidió pasárselo en grande a costa de los cuernos del espartano. Pero éste fue en busca de su Zumosol particular, el miceno Agamenón, y ambos se liaron a espadazos para recuperar a la bella Helena. Un caballo de madera Según Homero, que cuando no sabía algo se lo inventaba, todo hay que decirlo, los hermanitos vengadores vencieron gracias a una estratagema: construyeron un caballo de madera, lo arrastraton hasta las puertas de Troya y se retiraron, por lo que los troyanos, convencidos de que sus enemigos se habían rendido, pensaron: "Caramba, un caballo de madera", y se lo quedaron sin saber que los soldados griegos estaban escondidos en el vientre del animalito. Al anochecer, el bicho "depuso" todo un regimiento, que atacó a los incautos troyanos y arrasó la ciudad. Moraleja: nunca te quedes con un caballo de madera que no sea tuyo y en que puede caber un ejército. Lo cierto es que Troya, en el noroeste de la actual Turquía, ejercía de mafiosilla en el estrecho de los Dardanelos y hacía pagar un peaje a los barcos que lo atravesaban. El citado Agamenón de Micenas decidió acabar con ese impuesto y llamó a los jefes de los griegos para derrotar a los troyanos, que a su vez pagaban lo suyo a los verdaderos jefes de la pandilla: los hititas. Siglos después, y como los griegos eran muy poéticos, se inventaron lo de la bella Helena para no admitir que la guerra había sido por algo tan humano como los negocios. "Son sólo negocios", dijeron a los troyanos antes de degollarlos a los pies del caballo.
Fuente: Historía y Vida

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