lunes, 15 de febrero de 2010
El mundo sin nosotros (título original: The World Without Us) es un libro científico que habla sobre el posible impacto en los medios ambiente y urbano si los seres humanos desaparecieran repentinamente de la Tierra. Fue escrito por el periodista estadounidense Alan Weisman.
Weisman dice que el problema real de la destrucción del mundo sólo aparecería a los pocos días de habernos cargado nuestro planeta, así, por ejemplo, a los dos días de la extinción de los seres humanos, los metros de las ciudades se inundaría por falta de bombeo, o por lo menos esto es lo que ocurriría en New York.
A los siete días ya empezarían los problemas en los sistemas de refrigeración de las centrales nucleares, lo que provocaría que un año después de este fallo las centrales estarían provocando explosiones e incendios en todo el planeta.
A los tres años se hundirían muchas carreteras e infraestructuras y a los veinte años el canal de Panamá quedaría de nuevo cerrado. Los puentes de hierro más resistentes, tardarían alrededor de 300 años en caerse. A los 500 años las ciudades se asemejarían a selvas llenas de pequeños depredadores.
Nuestro suelo, ese que nos hemos encargado de llenar de diversos materiales contaminantes, tardaría 35 mil años en quedar limpio del plomo depositado durante la industrialización, y serán necesarios cientos de miles de años más para que aparezcan microbios capaces de degradar el plástico (todo el plástico). Un tiempo parecido tardará la atmósfera en recuperar los niveles de C02 previos a la aparición del ser humano.
Dentro de 10 millones de años, sólo las esculturas de bronce serían reconocibles y darán testimonio de nuestro paso por el mundo. La vida seguirá en formas inimaginables para nosotros hasta cuando, en cinco mil millones de años, el sol se convierta en una gigante roja y engulla los planetas más cercanos, como la Tierra.
Después de eso lo único que quedará serán las emisiones de radio y televisión que como vestigio de lo que quisimos ser, y fuimos, vagarán durante la eternidad por los confines del universo.
Nuestro suelo, ese que nos hemos encargado de llenar de diversos materiales contaminantes, tardaría 35 mil años en quedar limpio del plomo depositado durante la industrialización, y serán necesarios cientos de miles de años más para que aparezcan microbios capaces de degradar el plástico (todo el plástico). Un tiempo parecido tardará la atmósfera en recuperar los niveles de C02 previos a la aparición del ser humano.
Dentro de 10 millones de años, sólo las esculturas de bronce serían reconocibles y darán testimonio de nuestro paso por el mundo. La vida seguirá en formas inimaginables para nosotros hasta cuando, en cinco mil millones de años, el sol se convierta en una gigante roja y engulla los planetas más cercanos, como la Tierra.
Después de eso lo único que quedará serán las emisiones de radio y televisión que como vestigio de lo que quisimos ser, y fuimos, vagarán durante la eternidad por los confines del universo.
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1 comentarios:
Fascinante teoría, la verdad, he visto un par de documentales al respecto y es increíble como la tierra comería todo rastro de nuestro paso en unos miles de años, creando un halo de futilidad sobre todo lo que hemos hecho.
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