sábado, 27 de marzo de 2010

Internet y mitos

Partiendo de la base, como no, de que todo lo que en exceso se use es algo perjudicial para nuestro estado, tanto mental como físico, me gustaría que leyeran este artículo que trata de quitar esa importancia que a muchos conservadores les gusta mantener. Los tiempo cambian, y con ellos nuestra forma de comunicarnos,  de expresarnos y tal vez de mostrarnos tal y como somos, sin miedo a se rechazados.
Con ello recuerdo cuando era sólo la iglesia y el clero en general,  los únicos que sabían interpretar los escritos, o unos pocos lo que podían permitirse el lujo de poseer una radio o una televisión en casa para poder estar informados. Hoy internet es el portal, es el rey de la información, ¡ojo! tanto buena como mala.
Podemos encontrar gente en redes sociales que tratan de conseguir tener el máximo de amigos posibles, pero tambien encontramos
a un ser que busca  a un familiar del que, hace muchísmo tiempo, no sabe nada.
Por ello es por lo que se plantea, desde mi punto de vista las cuestiones que a acontinuación se detallan y quizás podamos derribar, por lo menos ,dos mitos en relación a la red de redes.

1- ¿Produce el uso de Internet depresión y aislamiento?

“El uso de Internet disminuye las relaciones sociales y provoca aislamiento social, soledad, y depresión”. Ésta era una de las principales conclusiones del estudio Pittsburgh, publicado en el número de septiembre de 1998 del American Psychologist y ya el 30 de agosto el New York Times reproducía sus principales conclusiones: “Un mundo triste y solitario descubierto en el ciberespacio”, rezaba el titular.  Todavía hoy es frecuente encontrar en cualquier medio noticias y comentarios alarmantes sobre los posibles efectos nocivos de Internet sobre la salud psíquica de las personas. De ser cierto, la principal implicación del estudio sería la inmediata necesidad de implantar políticas sociales encaminadas a prevenir los efectos nocivos de Internet sobre la salud mental.   Pero las críticas de los muchos científicos que mostraron que el estudio Pittsburgh contenía errores metodológicos que hacían imposible extraer conclusiones de él, nunca llegaron a la prensa.

De hecho, las investigaciones realizadas con posterioridad están mostrando resultados totalmente distintos. Se ha observado que la gente utiliza Internet para mantener el contacto con sus seres queridos más que como sustituto de estas relaciones (Pew Research Center, 2000; Wellman y Gulia, 1999), y que en algunos casos el uso de Internet puede servir incluso para disminuir la depresión y la soledad más que para aumentarla (LaRose y cols., 2001, McKenna y Bargh, 2000). Lo que sí se ha verificado, no obstante, es que pueden darse ciertos niveles de estrés con el uso de Internet. Pero esto ocurre, por lo general, en los usuarios que llevan menos de dos años conectados. Según el artículo publicado en 2001 por LaRose y sus colegas en el Journal of Online Behavior, el estrés de la red desaparece con la experiencia, y se debe probablemente a  que los usuarios noveles carecen de los recursos tanto técnicos como humanos para moverse con soltura en Internet. Parece, por tanto, que facilitar a los usuarios noveles una mayor educación, no solo en cuanto a los aspectos técnicos, sino sobre todo en cuanto a los aspectos de seguridad y de relación social necesarios para desenvolverse adecuadamente en el mundo virtual, podría ser suficiente para reducir sensiblemente el estrés que puede producir la red en los primeros años de conexión.

2 - ¿Existe la adicción a Internet?

En nada se parece la famosa adicción a Internet a las adicciones que se describen en los manuales de psicología y psiquiatría. La adicción a Internet es esa necesidad imperiosa que tanta gente siente de conectarse a Internet nada más levantarse por la mañana. El uso excesivo a la red no es adicción. ¿Que a algunos les quita mucho tiempo? Claro, pero las adicciones no se definen por el tiempo que nos ocupan. La nicotina, en cambio, es adictiva y no nos quita tiempo

La adicción a Internet no figura en el DSM IV, el manual más utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, editado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y tampoco ha sido aceptada por la Asociación Americana de Psicología. Los defensores de su existencia se escudan en que la red Internet es aún muy nueva y por eso no ha sido aún aceptada la existencia de esta adicción por las principales asociaciones profesionales.

Lo comparan con la adicción al juego, al sexo, a las compras, llamándolas a todas ellas, de manera colectiva, “adicciones no químicas”. Sin embargo, el DSM IV no considera ninguna adicción no química: las adicciones se definen según la sustancia que las causa. Los comportamientos compulsivos han existido siempre, pero pertenecen a una categoría diagnóstica muy distinta.

El término “adicción a Internet” fue originalmente una broma de esas que acaban dando la vuelta al mundo varias veces por correo electrónico. En un foro de profesionales de la salud mental, Ivan Goldberg intentaba hacer una parodia del DSM IV. En el mensaje afirmaba Goldberg irónicamente haber descubierto un nuevo síndrome, el “Síndrome de adicción a Internet”, y proponía crear nada menos que el primer cibergrupo de ciberadictos anónimos. Algo así como la primera asociación de alcohólicos anónimos que se reúne tomando copas en un bar. Casi nada. Afortunadamente todavía puede consultarse el mensaje de Goldberg en las secciones de humor de algunas universidades.

Existen muchas clínicas virtuales que hacen sus buenos negocios tratando este síndrome. La gente acude a las ciberclínicas, y si de verdad tenían algún problema, difícilmente será resuelto. Sencillamente porque está mal diagnosticado.     Ni Internet, ni el deporte, ni los libros, ni los amigos son adictivos. Internet es solo una tecnología de comunicación humana.

Meter en el saco de la adicción los problemas psicológicos de los internautas es como volver a la época en la que todo se explicaba con el complejo de Edipo (y volver, así, al trasnochado Freud y las desacreditadas teorías psicoanalíticas).

1 - Extraído del artículo “¿Es verdad que Internet produce depresión y aislamiento?”, por Helena Matute (Catedrática de Psicología en la Universidad de Deusto y Directora del laboratorio de Psicología del Aprendizaje).
http://paginaspersonales.deusto.es/matute/papers/Matute(cibercongreso,2002).pdf
2 - Extraído del artículo “La adicción a Internet no existe. El uso excesivo de la red no es adicción.” De la misma autora.

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