lunes, 15 de marzo de 2010
Desde siempre, Galicia, ha sido tierra de brujería y supersticiones, sus relatos han recorrido el mundo entero, y son muchos los que dicen haber mantenido algún tipo de contacto con personajes del mundo de los muertos. Una de sus leyendas más populares es la de la procesión de los muertos: La Santa Compaña.
Básicamente y a grandes rasgos se podría definir La Santa Compaña como una procesión de almas en pena, vestidos con túnicas con capucha que vagan durante la noche.
Una de sus señas de identidad es la premonición de la muerte. A partir de aquí hay una serie de características que varía según el testigo que relate la aparición o de la localidad de que se trate.
La Santa Compaña está formada por almas en pena que van en dos hileras, envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos. Esta procesión va encabezada por un ser vivo llevando una cruz y un caldero con agua bendita. Cada fantasma lleva una luz, pero es invisible, sólo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros. Al frente va el espectro de mayor tamaño, la Estadea.
El portador de la cruz no puede en ningún momento volver la vista atrás, ni renunciar a su cargo precediendo La Santa Compaña; sólo quedará liberado cuando encuentre a otra persona que le sustituya, el cual pasará a tener las responsabilidades del primero: cargar con la cruz y el caldero sin remisión. La Santa Compaña obligará al que encuentren, a vagar junto a ellos todas las noches, portando una gran cruz y conduciendo la comitiva. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido.
Se dice que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a "La Compaña". Elisardo Becoña Iglesias, en su obra "La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos" explica que según la tradición, tan sólo ciertos "dotados" poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuirla, etc.
Habrá una serie de indicios de la proximidad de la aparición como el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.
Las versiones más compartidas de por que las almas vienen a este mundo y andan por los caminos buscando a alguien son:
* Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto.
* Para reprochar a los vivos faltas o errores cometidos.
* Para anunciar la muerte de algún conocido del que presencia la procesión.
* Para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del mas allá.
En el caso de encontrarte con ellos, debes hacer lo siguiente:
* Apartarse de su camino, no mirarles y hacer como que no se les ve.
* Hacer un círculo con la estrella de Salomón o una cruz dentro y entrar en él.
* Rezar y no escuchar su voz
* Llevar encima escapularios, objetos sagrados, ajos o castañas de indias.
* En último caso uno puede tirarse al suelo boca abajo y esperar que la Compaña no le pase por encima.
Básicamente y a grandes rasgos se podría definir La Santa Compaña como una procesión de almas en pena, vestidos con túnicas con capucha que vagan durante la noche.
Una de sus señas de identidad es la premonición de la muerte. A partir de aquí hay una serie de características que varía según el testigo que relate la aparición o de la localidad de que se trate.
La Santa Compaña está formada por almas en pena que van en dos hileras, envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos. Esta procesión va encabezada por un ser vivo llevando una cruz y un caldero con agua bendita. Cada fantasma lleva una luz, pero es invisible, sólo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros. Al frente va el espectro de mayor tamaño, la Estadea.
El portador de la cruz no puede en ningún momento volver la vista atrás, ni renunciar a su cargo precediendo La Santa Compaña; sólo quedará liberado cuando encuentre a otra persona que le sustituya, el cual pasará a tener las responsabilidades del primero: cargar con la cruz y el caldero sin remisión. La Santa Compaña obligará al que encuentren, a vagar junto a ellos todas las noches, portando una gran cruz y conduciendo la comitiva. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido.
Se dice que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a "La Compaña". Elisardo Becoña Iglesias, en su obra "La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos" explica que según la tradición, tan sólo ciertos "dotados" poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuirla, etc.
Habrá una serie de indicios de la proximidad de la aparición como el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.
Las versiones más compartidas de por que las almas vienen a este mundo y andan por los caminos buscando a alguien son:
* Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto.
* Para reprochar a los vivos faltas o errores cometidos.
* Para anunciar la muerte de algún conocido del que presencia la procesión.
* Para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del mas allá.
En el caso de encontrarte con ellos, debes hacer lo siguiente:
* Apartarse de su camino, no mirarles y hacer como que no se les ve.
* Hacer un círculo con la estrella de Salomón o una cruz dentro y entrar en él.
* Rezar y no escuchar su voz
* Llevar encima escapularios, objetos sagrados, ajos o castañas de indias.
* En último caso uno puede tirarse al suelo boca abajo y esperar que la Compaña no le pase por encima.
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