lunes, 10 de mayo de 2010
Que la realidad, en la mayoría de los casos, supera la ficción, es algo a lo que estamos acostumbrados, pero cuando esa realidad es tan espantosa, se sale tanto de algunos cánones, no ya tan morales o éticos, sino atemporales, nos preguntamos cual es la fina línea que separa lo sano de lo que no lo es.
Esto es, a grandes rasgos, lo que uno se plantea cuando tiene delante historias como la que van a leer en breve.
Decir que ¡espero que disfruten! es algo, salvo que tengan una mente morbosa, difícil de conseguir
Alexander Sawney Bean nació en el siglo XVI, en la región de Lothian Este, cerca de la ciudad de Edimburgo, en Escocia. Su padre era aparentemente un hombre honesto que se dedicaba sobre todo a excavar canales de riego y levantar cercas, pero Sawney tenía otras inclinaciones. Junto con su concubina Agnes Douglas se fue a vivir a una cueva en la costa de Bannane Head, cerca de Galloway.
La entrada era una pequeña grieta a través de la cual se extendía una cueva de alrededor de una milla. Esta caverna les sirvió como hogar a los Bean durante los próximos veinticinco años. Al principio subsistían de las pertenencias que robaban a viajeros, a los cuales asaltaban y asesinaban.
El incesto era una práctica habitual en la caverna
, de tal forma que se mantenían relaciones entre hermanos, padres, madres e hijos. La necesidad de comida iba en aumento, pues la familia seguía creciendo. La solución a sus problemas, la seguían encontrando en los viajeros que asaltaban, pero ésta vez transportaban el cadáver a la caverna, donde era descuartizado y devorado. Se aficionaron a la carne humana.
Los restos eran generalmente arrojados al mar, y las olas solían dejarlos en playas cercanas, para horror de los pobladores. Estos restos suscitaban las más diferentes teorías. Una de ellas era que los viajeros podrían estar siendo atacados por una manada de lobos; sin embargo, ésta hipótesis no se sostuvo durante mucho tiempo pues no sólo desaparecían individuos que viajaban solos, sino que también grupos de cuatro o cinco personas que iban a pie, pero nunca a mas de dos si iban a caballo. Eran muy cuidadosos asegurándose las posibles vías de escape y nunca dejaban a nadie con vida.
Varios viajeros fueron detenidos como sospechosos y ahorcados erróneamente con el apoyo de alguna prueba circunstancial. También fueron ajusticiados varios posaderos, sin otro motivo que el de haber alojado en sus posadas a algunas personas que posteriormente habían desaparecido sin dejar rastro. Se sospechó que habían asesinado a aquellas personas en sus establecimientos y enterrado después los cadáveres en lugares donde no resultara fácil descubrirlos. La justicia se ejerció con la mayor severidad imaginable, a fin de evitar aquellas frecuentes y atroces hazañas; hasta el punto de que muchos posaderos que vivían en la zona occidental de Escocia, abandonaron sus negocios, temiendo correr la misma suerte, y buscaron otras ocupaciones.
Un hombre y su esposa, montados en el mismo caballo, regresaron un atardecer a su hogar, después de haber visitado una feria, y cayeron en la emboscada de aquellos asesinos, que se lanzaron furiosamente sobre ellos. El hombre se defendió valientemente con su espada y pistola, pero su pobre mujer cayó del caballo e inmediatamente fue asesinada ante los ojos de su marido, ya que las mujeres la degollaron y empezaron a beber su sangre con tanto placer como si fuera vino; después le abrieron el vientre y le sacaron las entrañas.
Mientras el hombre luchaba desesperadamente por su vida, un grupo de personas que regresaba a casa tras haber pasado el día en la misma feria que la infortunada pareja, escucharon unos gritos y al acercarse al lugar del tumulto fueron testigos del horrendo espectáculo, y de la pelea entre el hombre y 25 atacantes de aspecto salvaje, por lo que al verse descubiertos el grupo de los Bean huyó hacia las colinas para refugiarse en su madriguera.
El hombre, que era el primero que salía con vida de una emboscada del los Bean, contó a los recién llegados lo que había sucedido y les mostró el cadáver de su esposa, que los asesinos no habían podido llevarse. Todos quedaron estupefactos y ahora ya existían pruebas sobre las misteriosas desapariciones; le llevaron con ellos a Glasgow y pusieron el asunto en conocimiento de los magistrados de la ciudad, los cuales informaron inmediatamente al rey.
James VI, rey de Escocia (que luego sería rey de Inglaterra con el nombre de James I) de Inglaterra, al tener conocimiento de lo sucedido decidió tomar serias medidas: envió a 400 soldados acompañados de perros de caza a la zona; los perros hallaron rápidamente la entrada de la caverna, el fuerte olor a carne les facilitó la búsqueda.
Los soldados penetraron en la cueva siguiendo el pasadizo en forma de zig-zag hasta llegar al hogar de los Bean. Allí encontraron a 48 personas: Beane y su mujer, sus 8 hijos, 6 hijas, 18 nietos y 14 nietas, fruto de los continuos incestos entre todos ellos. El lugar estaba lleno de brazos, piernas y demás miembros, amontonados unos sobre otros. Algunos trozos de carne habían sido salados, con intención de conservarlos para los siguientes meses.
El rey los calificó como bestias salvajes no merecedoras de juicio alguno. Tanto Sawney como los 26 hombres del clan fueron torturados y desmembrados en público ante el clamor de la multitud. Después de haber sido espectadores del justo castigo inflingido a los hombres, la esposa, las hijas y los nietos fueron quemados en tres hogueras distintas.
Se estimada en 1000 el numero de victimas de los Bean, así mismo existen dudas como el momento en que realmente ocurrió la historia, se habla de que los Bean habrían vivido mucho antes de la época de James VI; incluso se los ubica en tiempos de Robert Bruce, en el siglo XIV. Sin embargo eso no impidió que el director Wes Craven se inspirase en ellos para crear en 1977 la película The hills have eyes, en la cual la familia incestuosa y caníbal habita en el desierto de Nuevo México.
La remake del film realizada en 2006 fue estrenada en América Latina con el inexplicable título de “El despertar del Diablo”, y añade el factor nuclear a la ecuación en el que la familia está compuesta por mutantes afectados por pruebas atómicas realizadas décadas antes en el desierto.
La entrada era una pequeña grieta a través de la cual se extendía una cueva de alrededor de una milla. Esta caverna les sirvió como hogar a los Bean durante los próximos veinticinco años. Al principio subsistían de las pertenencias que robaban a viajeros, a los cuales asaltaban y asesinaban.
El incesto era una práctica habitual en la caverna
, de tal forma que se mantenían relaciones entre hermanos, padres, madres e hijos. La necesidad de comida iba en aumento, pues la familia seguía creciendo. La solución a sus problemas, la seguían encontrando en los viajeros que asaltaban, pero ésta vez transportaban el cadáver a la caverna, donde era descuartizado y devorado. Se aficionaron a la carne humana.
Los restos eran generalmente arrojados al mar, y las olas solían dejarlos en playas cercanas, para horror de los pobladores. Estos restos suscitaban las más diferentes teorías. Una de ellas era que los viajeros podrían estar siendo atacados por una manada de lobos; sin embargo, ésta hipótesis no se sostuvo durante mucho tiempo pues no sólo desaparecían individuos que viajaban solos, sino que también grupos de cuatro o cinco personas que iban a pie, pero nunca a mas de dos si iban a caballo. Eran muy cuidadosos asegurándose las posibles vías de escape y nunca dejaban a nadie con vida.
Varios viajeros fueron detenidos como sospechosos y ahorcados erróneamente con el apoyo de alguna prueba circunstancial. También fueron ajusticiados varios posaderos, sin otro motivo que el de haber alojado en sus posadas a algunas personas que posteriormente habían desaparecido sin dejar rastro. Se sospechó que habían asesinado a aquellas personas en sus establecimientos y enterrado después los cadáveres en lugares donde no resultara fácil descubrirlos. La justicia se ejerció con la mayor severidad imaginable, a fin de evitar aquellas frecuentes y atroces hazañas; hasta el punto de que muchos posaderos que vivían en la zona occidental de Escocia, abandonaron sus negocios, temiendo correr la misma suerte, y buscaron otras ocupaciones.
El descubrimiento de la familia Bean tuvo lugar en las siguientes circunstancias:
Un hombre y su esposa, montados en el mismo caballo, regresaron un atardecer a su hogar, después de haber visitado una feria, y cayeron en la emboscada de aquellos asesinos, que se lanzaron furiosamente sobre ellos. El hombre se defendió valientemente con su espada y pistola, pero su pobre mujer cayó del caballo e inmediatamente fue asesinada ante los ojos de su marido, ya que las mujeres la degollaron y empezaron a beber su sangre con tanto placer como si fuera vino; después le abrieron el vientre y le sacaron las entrañas.
Mientras el hombre luchaba desesperadamente por su vida, un grupo de personas que regresaba a casa tras haber pasado el día en la misma feria que la infortunada pareja, escucharon unos gritos y al acercarse al lugar del tumulto fueron testigos del horrendo espectáculo, y de la pelea entre el hombre y 25 atacantes de aspecto salvaje, por lo que al verse descubiertos el grupo de los Bean huyó hacia las colinas para refugiarse en su madriguera.
El hombre, que era el primero que salía con vida de una emboscada del los Bean, contó a los recién llegados lo que había sucedido y les mostró el cadáver de su esposa, que los asesinos no habían podido llevarse. Todos quedaron estupefactos y ahora ya existían pruebas sobre las misteriosas desapariciones; le llevaron con ellos a Glasgow y pusieron el asunto en conocimiento de los magistrados de la ciudad, los cuales informaron inmediatamente al rey.
James VI, rey de Escocia (que luego sería rey de Inglaterra con el nombre de James I) de Inglaterra, al tener conocimiento de lo sucedido decidió tomar serias medidas: envió a 400 soldados acompañados de perros de caza a la zona; los perros hallaron rápidamente la entrada de la caverna, el fuerte olor a carne les facilitó la búsqueda.
Los soldados penetraron en la cueva siguiendo el pasadizo en forma de zig-zag hasta llegar al hogar de los Bean. Allí encontraron a 48 personas: Beane y su mujer, sus 8 hijos, 6 hijas, 18 nietos y 14 nietas, fruto de los continuos incestos entre todos ellos. El lugar estaba lleno de brazos, piernas y demás miembros, amontonados unos sobre otros. Algunos trozos de carne habían sido salados, con intención de conservarlos para los siguientes meses.
El rey los calificó como bestias salvajes no merecedoras de juicio alguno. Tanto Sawney como los 26 hombres del clan fueron torturados y desmembrados en público ante el clamor de la multitud. Después de haber sido espectadores del justo castigo inflingido a los hombres, la esposa, las hijas y los nietos fueron quemados en tres hogueras distintas.
Se estimada en 1000 el numero de victimas de los Bean, así mismo existen dudas como el momento en que realmente ocurrió la historia, se habla de que los Bean habrían vivido mucho antes de la época de James VI; incluso se los ubica en tiempos de Robert Bruce, en el siglo XIV. Sin embargo eso no impidió que el director Wes Craven se inspirase en ellos para crear en 1977 la película The hills have eyes, en la cual la familia incestuosa y caníbal habita en el desierto de Nuevo México.
La remake del film realizada en 2006 fue estrenada en América Latina con el inexplicable título de “El despertar del Diablo”, y añade el factor nuclear a la ecuación en el que la familia está compuesta por mutantes afectados por pruebas atómicas realizadas décadas antes en el desierto.
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