lunes, 14 de junio de 2010
Hesíodo (poeta griego del s. VIII a.C.) escribe sobre el legendario Jardín de las Hespérides. Comenzaba su historia con Atlas.
Atlas era un gigante, hijo del Titán Japeto. Los titanes fueron vencidos por Zeus, rey de los dioses, que los arrojó al Tártaro -el infierno. Atlas había participado en la lucha junto a su padre, y según unos, Zeus lo condenó a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Según otros, Perseo le enseñó la cabeza de la Medusa y lo convirtió en una alta montaña que sostuviera el cielo. Sea lo que fuere, Atlas debía sostener el cielo más allá de las Columnas de Hércules -el estrecho de Gibraltar.
Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres...
vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles producían manzanas de oro. La diosa Gea (la Madre Tierra) había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para los reyes de los dioses, Zeus y Hera.
LA ATLÁNTIDA
Durante siglos, incluso después de la conquista española, se creyó que las islas eran las cumbres de las montañas de la Atlántida, el gran continente sumergido del cual habló Platón en su diálogo "Timeo y Critias".
La Atlántida era una gran isla, "más grande que Libia y Asia juntas", situada al otro lado de las Columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar). Era dominio de Poseidón, dios del Mar, y estaba habitada por los Atlantes, descendientes de Atlas, su primer rey, hijo del mismo dios y de una mujer mortal.
La Atlántida tenía toda clase de riquezas, su pueblo era el más avanzado del mundo, y en su centro estaba la gran capital con el Palacio y el Templo de Poseidón. Sus hombres de ciencia transmitían conocimientos y civilización a los demás pueblos, con los que mantenían la paz.
Los Atlantes fueron durante muchas generaciones fieles a sus leyes de justicia, generosidad y paz. Pero con el tiempo degeneraron y se hicieron avariciosos y belicosos. Otros añaden que descubrieron los secretos de los dioses, secretos de energías cósmicas y de fuerzas capaces de destruir el género humano.
Hace unos 11.500 años, Zeus, rey de los dioses, castigó a los Atlantes y, en el transcurso de una sola noche, erupciones volcánicas y maremotos destruyeron la gran isla en un cataclismo de proporciones cósmicas.
Según la leyenda, de la Atlántida quedan a la vista sólo las islas Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde: lo que fueron las cumbres de las altas montañas del continente perdido. Pero sus palacios y templos se encuentran en el fondo del océano que tomó de él su nombre: el Atlántico.
" Hoy sus recios palacios los habitan delfines
y las algas tapizan el prado y el vergel..."
OCÉANO TENEBROSO
Algunos -parece que muy pocos- navegantes llegaron a Canarias en la Antigüedad. Las islas se hallan en el Océano Atlántico, llamado el "Océano Tenebroso", en el que muy pocos se arriesgaban. Por otra parte, la corriente de Canarias fluye en dirección suroeste y luego vira al oeste, arrastrando las embarcaciones hacia lo que durante siglos se creyó el fin del mundo. Aquellos pocos fenicios, griegos y romanos que llegaron a las islas y que consiguieron regresar para contarlo, las rodearon de un halo de magia y de leyenda.
Según las historias de marinos que circulaban por el Meditérraneo, el Océano Atlántico estaba lleno de monstruos de todo tipo que destruían las naves que por él se aventuraban, y devoraban a sus tripulantes. En cualquier momento se podían encontrar gigantescos remolinos, tempestades provocadas por airados dioses o... el fin del mundo. Una vez llegado al borde del mundo, que se creía un disco plano, los imprudentes marinos caerían al abismo.
Cuentan algunos historiadores, en algunas de estas leyendas había una razón económica y militar. Los fenicios, hábiles marinos y comerciantes, conocían algunas rutas del Atlántico, bordeando África o Europa. Como no les interesaba que algún otro pueblo les hiciera la competencia, propagaban rumores y leyendas que mantuvieran a los visitantes alejados.
Fuente: Aquí
Atlas era un gigante, hijo del Titán Japeto. Los titanes fueron vencidos por Zeus, rey de los dioses, que los arrojó al Tártaro -el infierno. Atlas había participado en la lucha junto a su padre, y según unos, Zeus lo condenó a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Según otros, Perseo le enseñó la cabeza de la Medusa y lo convirtió en una alta montaña que sostuviera el cielo. Sea lo que fuere, Atlas debía sostener el cielo más allá de las Columnas de Hércules -el estrecho de Gibraltar.
Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres...
vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles producían manzanas de oro. La diosa Gea (la Madre Tierra) había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para los reyes de los dioses, Zeus y Hera.
LA ATLÁNTIDA
Durante siglos, incluso después de la conquista española, se creyó que las islas eran las cumbres de las montañas de la Atlántida, el gran continente sumergido del cual habló Platón en su diálogo "Timeo y Critias".
La Atlántida era una gran isla, "más grande que Libia y Asia juntas", situada al otro lado de las Columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar). Era dominio de Poseidón, dios del Mar, y estaba habitada por los Atlantes, descendientes de Atlas, su primer rey, hijo del mismo dios y de una mujer mortal.
La Atlántida tenía toda clase de riquezas, su pueblo era el más avanzado del mundo, y en su centro estaba la gran capital con el Palacio y el Templo de Poseidón. Sus hombres de ciencia transmitían conocimientos y civilización a los demás pueblos, con los que mantenían la paz.
Los Atlantes fueron durante muchas generaciones fieles a sus leyes de justicia, generosidad y paz. Pero con el tiempo degeneraron y se hicieron avariciosos y belicosos. Otros añaden que descubrieron los secretos de los dioses, secretos de energías cósmicas y de fuerzas capaces de destruir el género humano.
Hace unos 11.500 años, Zeus, rey de los dioses, castigó a los Atlantes y, en el transcurso de una sola noche, erupciones volcánicas y maremotos destruyeron la gran isla en un cataclismo de proporciones cósmicas.
Según la leyenda, de la Atlántida quedan a la vista sólo las islas Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde: lo que fueron las cumbres de las altas montañas del continente perdido. Pero sus palacios y templos se encuentran en el fondo del océano que tomó de él su nombre: el Atlántico.
" Hoy sus recios palacios los habitan delfines
y las algas tapizan el prado y el vergel..."
OCÉANO TENEBROSO
Algunos -parece que muy pocos- navegantes llegaron a Canarias en la Antigüedad. Las islas se hallan en el Océano Atlántico, llamado el "Océano Tenebroso", en el que muy pocos se arriesgaban. Por otra parte, la corriente de Canarias fluye en dirección suroeste y luego vira al oeste, arrastrando las embarcaciones hacia lo que durante siglos se creyó el fin del mundo. Aquellos pocos fenicios, griegos y romanos que llegaron a las islas y que consiguieron regresar para contarlo, las rodearon de un halo de magia y de leyenda.
Según las historias de marinos que circulaban por el Meditérraneo, el Océano Atlántico estaba lleno de monstruos de todo tipo que destruían las naves que por él se aventuraban, y devoraban a sus tripulantes. En cualquier momento se podían encontrar gigantescos remolinos, tempestades provocadas por airados dioses o... el fin del mundo. Una vez llegado al borde del mundo, que se creía un disco plano, los imprudentes marinos caerían al abismo.
Cuentan algunos historiadores, en algunas de estas leyendas había una razón económica y militar. Los fenicios, hábiles marinos y comerciantes, conocían algunas rutas del Atlántico, bordeando África o Europa. Como no les interesaba que algún otro pueblo les hiciera la competencia, propagaban rumores y leyendas que mantuvieran a los visitantes alejados.
Fuente: Aquí
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