sábado, 8 de agosto de 2009

¿Quién inventó la censura?

Si el oficio más viejo del mundo es el que todos conocemos, el segundo en el ranking es, sin lugar a dudas, el de censor. Los faraones egipcios ya se entretenían en borrar los jeroglíficos que contenían datos poco convenientes para su historia, y mucho antes, en los tiempos paleolíticos, ya andaba la gente a pedradas por divulgar lo que no debía ser divulgado según el criterio de quien mandaba en la tribu. Y uno de los primeros cargos creados en la urbe romana fue el de censor, que al principio se limitaba a velar por las buenas costumbres y a amonestar a quien se las saltara a la torera. ¿Nos suena esto?. Desde entondes hasta oy, poco han cambiado las cosas. De los dos tipos de censura, es decir, la que hace callar y la que se hace mudar (o sea, contar una cosa por otra), la que nos interesa ahora es la segunda. ¿Cuántas mentiras, mentirijillas, falsedades, invenciones, farsas, bolas y trolas han sido contadas en la historia para ocultar verdades?. Nadie sería capaz de contarlas, porque algunas están tan perfectamente ensambladas en la historia que casi parece verdad, y es ahí donde reside el arte de la mentira. En cualquier caso, de la labor conjunta de censores y embusteros ha surgido todo un género historiográfico que nos mantiene la mar de entretenidos y que consiste en "a ver quién encuentra la mentira más gorda". Eso si, siempre que la mentira no nos afecte a nosotros mismos.

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