sábado, 5 de septiembre de 2009

Calígula; un monstruo en el poder

El gobierno de Cayo Julio César Augusto Germánico, mas conocido por Calígula, se inció en el año 37 con toda clase de buenos augurios. El joven emperador parecía tolerante y amable, e incluso prometió compartir el poder con los senadores, que habían sido ignorados por su antecesor. También hizo lo posible por granjearse las simpatías de la plebe organizando costosos espectáculos públicos y decretando que el mes de septiembre pasara a llamarse Germánico en memoria de su padre, general y cónsul que seguía vivo en la memoria de los romanos. Su talante piadoso y alegre hizo olvidar a todos el sombrío reinado de Tiberio. Pero a los ocho meses... sufrió una grave enfermedad que alteró su equilibrio mental y transformó su carácter. A partir de entonces, los poco más de tres años que le quedaban de ejercicio del poder se convirtieron en una sucesión de arbitrariedades y crímenes horrendos y abominables. Ordenó por los motivos más fútiles la ejecución de amigos y parientes, reafirmó su tiranía por medio del terror y mantuvo relaciones incestuosas con su hermana Drusila. Para obtener el dinero que gastaba a manos llenas condenó por traición a hombres acaudalados e inocentes y confiscó sus propiedades. En el colmo de la locura nombró cónsul a su caballo. Su consigna era: "Que me odien, con tal de que me teman". Suetonio y otros historiadores cortesanos posteriores explican que esa locura procedía de la infancia, ya que de niño había padecido epilepsia, entre otras extrañas dolencia físicas y mentales. También se dijo que Cedonia, su mujer, le administraba un filtro amoroso que, sin embargo, le había enanejado. En todo caso, la megalomanía de Calígula se manifestó al obtener el poder omnímodo, si es que no fue una consecuencia del mismo. Hubo momentos de lucidez en que declaraba su deseo de retirarse para aclarar sus pensamientos, pero el desvarío pudo más. Neos Helios Una de sus más famosas extravagancias consistió en hacerse adorar como un dios. Conversaba de tú a tú con la estatua de Júpiter Capitolino, hizo sustituir por la suya las cabezas de muchas de la estatuas de dioses y proclamó su propio culto haciéndose llamar Neos Helios, con un templo especial, sacerdotes y curiosas víctimas como pavos reales, flamencos, urogallos y faisanes. Por lo común, los emperadores eran deificados y obtenian honores después de muertos, lo cual no resultaba extraordinario en una sociedad politeísta. Pero Calígula fue más allá y quiso imitar a los faraones, que eran considerados dioses vivientes. De hecho, su desquiciada concepción de la autoridad estaba muy influida por la cultura egipcia, a la que admiraba, pero se oponía frontalmente a las costumbres romanas. Además, si el emperador dejaba de ser princeps ("primer ciudadano"), como habían hecho Augusto o Tiberio, para convertirse en dios, eso significaba que los demás habitantes del orbe, fuera cual fuese su condición quedaban reducidos a simples esclavos o adoradores. Tantos atropellos a las leyes, la tradición y el sentido común inspiraron en muchos el deseo de acabar con el tirano. El general Cornelio Léntulo Getúlico y el senador Marco Emilio Lépido lo intentarosn sin éxito. Poco después varios libertos, tribunos y prefectos del pretorio acordaron asesinarles durante los Juegos Palatinos, que se celebraban en el palacio imperial. ¡Adelante! Casi Querea, que mandaba una cohorte pretoriana, asumió la misión de dar la primera estocada. El 24 de enero de 41, a mediodia, Calígula se dirigía a almorzar y se detuvo a admirar a unos jóvenes asiáticos que se preparaban para salir a escena. Casio Querea aprovechó el momento para herirle por la espalda al grito de ¡Hoc age! (¡Adelante!), fórmula ritual propia de los sacrificios religiosos. Mientras los soldados mantenían apartada a la gente, los demás conjurados le asestaron hasta treinta puñaladas. Suetonio concluye su relato de una manera estremecedora: "Con él perecieron su mujerCesonia, atravesada por la espada de un centurión, y su hija, que fue estrellada contra la pared". Fuente: Historia y Vida

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