lunes, 24 de mayo de 2010

Entre lobos; la historia de Marcos Rodríguez Pantoja

No creo estar muy equivocada cuando en muchísimas ocasiones he escuchado a gentes de diferentes lugares, culturas, credos y demás decir que la realidad es superior a la ficción en los casos que creemos más surrealistas.
Esto mismo es lo que pensamos cuando llega a nuestros días la historia de un niño abandonado en la Sierra Morena. Marcos Rodríguez Pantoja sólo tenía 7 años cuando le tocó vivir esta historia, que fue acallada por la dictadura que  vivía España. El Franquismo reinante por esos días en nuestro país estaba más preocupado de otros menesteres , que de la desgracia del niño selvático español.

Su Historia

Marcos Rodríguez Pantoja emigró junto con sus padres a Madrid, donde falleció su madre. Su padre se casó nuevamente con otra mujer, quien ya tenía un hijo de un matrimonio anterior y que descargaba su ira con el pequeño Marcos.
Alrededor de los años 50 se trasladan a vivir a Ciudad Real más exactamente en Sierra Morena, donde se dedican a vivir del carbón.
Pero he aquí que no eran tiempos fáciles y claro,
la única boca que costaba alimentar era la de Marcos, ya sea porque no estaba viva su madre y el pequeño no le dolía a nadie, o simplemente porque era el más pequeño y no podía trabajar para aportar los reales a casa.
Lo cierto es que Marcos en el año 1953, es vendido o cedido a un cabrero viejo que vivía en la Sierra, me imagino que para que el crío aprendiera el oficio  y le echara una mano a este pastor.
Marcos no recuerda cuanto tiempo pasó antes de que el pastor desapareciera para siempre de su lado, lo que si recuerda es que aprendió muchas cosas que este señor le enseñaba, por lo que cuando el viejo pastor deja de frecuentar la montaña, Marcos queda perdido en ella, conviviendo con animales salvajes hasta el año 1965 (doce años después) cuando es literalmente "cazado" por los miembros de la Guardia Civil, al haberlo oteado un guarda forestal de la zona.

Durante este tiempo el niño tuvo como amigos de compañía a lobos, conejos, pájaros e incluso una serpiente (a la que llevaba leche de las cabras y se hizo su amiga) que como bien él comentaría, le indicó en una ocasión que planta debía de comer para salvar un terrible dolor de tripa que tenía, o le impidió, en otra, que cayera por un barranco interponiéndose en su camino.
Incluso llegó a enfadarse en más de una ocasión con ella por comerse a sus amigos los pájaros.
A la edad en la que Marcos tendría que haber empezado a relacionarse con niños de su edad, sólo encontró a los animales del bosque con los que desarrolló esos lazos tan necesarios para todo ser humano. Por lo que el niño aprendió el lenguaje de los animales, sabía llamarlos cuando se encontraba en peligro y éstos acudían en su auxilio, porque como bien diría Marcos a través de los años "ellos eran mis amigos de verdad". Sabía llamar a las aves, incluso cazaba alguna de ellas para poder llevarla a los riachuelos cercanos, como cebo, para de esta manera poder pescar.


Es decir Marcos fue uno más de entre todos los animales del bosque, cosa que no ocurrió con los otros animales, los de ciudad.
El primer encontronazo lo conoce el joven  cuando miembros de la Guardia Civil lo cazan, al darle aviso uno de los guardas forestales de que en la Sierra había un "animal, cuasi humano" extraño que vestía harapos de pieles de animales. Obviamente a la benemérita no le queda otra que cazarlo ya que el joven se resistía con todas sus fuerzas (¿para qué volver a la civilización y seguir aguantando los malos tratos de una madrastra peor que la de la Cenicienta?) y no entendía el idioma.
Posteriormente se lleva la desilusión de la mano de su propio padre, que al ser localizado por la Guardia Civil (que no interpone siquiera una denuncia por el abandono del pequeño) increpa a su hijo porque "yo te dejé con una chaqueta que has perdido". Esto, señores, doce años después.
Ya diría el muchacho a Gabriel Janer Manila que en su tesis doctoral recogió la historia de Marcos, que "de todos los animales del bosque el jabalí es el que tiene menos amigos, pero aún así tienes que matar a la madre jabalí para poder quitarle a su cría" de esta manera el chico trataba de decir que ni siquiera  él tenía a nadie que le amase o defendiese, sin contar los amigos del bosque.

Pues a raíz de su "captura" la vida de Marcos no llega a se mejor, un sacerdote le enseñará a pronunciar el idioma, y será internado en el Hospital de Convalecientes de la Fundación Vallejo, en Madrid, hasta ser reintroducido como adulto en la vida en sociedad. Dicen que cuando manejó un poquito mejor el lenguaje humano repetía constantemente "«Yo, con mucho gusto, volvería». Hará el servicio militar y se dedicará trabajar como pastor y en la hostelería. Sufrirá numerosos timos y engaños, al desconocer el funcionamiento de la sociedad y el significado del dinero. Tras vivir en Fuengirola (Málaga) e incluso llegar a habitar en una cueva, se trasladará a Galicia, donde reside actualmente con una persona de su confianza, rodeado de animales.
Esta misma navidad llega a la pantalla la película "Entre lobos" de Gerardo Olivares y nadie del reparto   daba crédito cuando Marcos -el real- fue al set de rodaje y se encontró con los lobos. "Marcos empezó a aullar -cuenta Olivares- y llegó una loba en actitud sumisa que empezó a gemir, a lamerle la cara... todos los lobos se pusieron a aullar con él".

Y esta historia es la "historia de Marcos" un niño abandonado en pleno bosque con tan sólo 7 años y que realmente no le importaba a nadie, hasta tal punto que a la muerte del cabrero, alguien podría haber avisado que junto con el viejo andaba un niño, digo yo ¿no?

La historia la recogió Gabriel Janer Manila en su tesis doctoral 'La problemática educativa dels infants selvátics: el cas de Marcos (1979)' y posteriormente en su libro 'L'Infant selvàtic de Sierra Morena (1999)'. Y también fue el argumento de 'Marcos', una obra para niños del dramaturgo británico Kevin Lewis.
Ahora está recogida en la película, que llegará a nuestras pantallas esta Navidad, "Entre lobos", del director y guionista Gerardo Olivares al que desde aquí doy las gracias por esta hermosa historia.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

que buena historia

Natacha Díaz dijo...

Pues si, cuando llegan historias como estas, a veces nos damos cuenta que somos, de la naturaleza, a los que todavía nos falta evolucionar un poco, hemos evolucionado hacía la involución.

Anónimo dijo...

Lo que viene a decir Marcos es que los animales son con mucho más civilizados que las personas y cuidan y protegen mejor a su crias.

Natacha Díaz dijo...

Totalmente cierto. Tendríamos que aprender de ellos.
Gracias por tu comentario
Saludos

Anónimo dijo...

ke buena historia

Natacha Díaz dijo...

Me alegro mucho que te haya gustado. Creo que frente a tanta injusticia social, el ser humano es un superviviente. En el fondo también somos animales, ¿no?

lola lagares armada dijo...

Dios Mio, cuanto tendriamos que aprender de los animales, esta historia me hace intentar ser mejor persona. Me encanta la mirada serena y el habla inocente de Marcos... que bien esta a sus 65 años!!!

Natacha Díaz dijo...

Estimada Lola, ¡cuanta razón llevas!
Deberíamos y tendríamos que dejar que muchas veces seamos más instintivos. La capacidad de razonar todo nos lleva a perder la parte más innata del ser humano y es que somos animales también.
Si te gustó la historia te recomiendo que veas la película Entre lobos, que trata esta historia con una veracidad increíble, claro, obviamente, aderezada con algún que otra pincelada de comercial para que sea más atractiva, aunque personalmente la hubieran dejado tal cual porque es maravillosa.
Gracias por tu comentario

Anónimo dijo...

visto la basura de mundo hipocrita en el que estamos no me extraña que marcos no haya tenido hijos .

Natacha Díaz Pérez dijo...

Me imagino que bastante le ha costado relacionarse con la "suciedad" que encontró, como para plantearse, única y exclusivamente ,algo más que no fuera la supervivencia en una selva y una jungla, tal vez, más salvaje que la que compartía con esos animales de la sierra.
Gracias amigo/a anónimo/a por tu comentario tan sincero

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